Con ello, la investigación educativa
se define así:
La investigación educativa debe ser
objetiva, precisa, que se lleve a cabo mediante un razonamiento lógico, con verificación, explicación detallada del
proceso, basarse en el empirismo, y obtener conclusiones provisionales. Por
ello, en el proceso que se lleve a cabo lo primero es identificar cual es el
problema, y a partir de ahí obtener ideas, realizar revisiones exhaustivas,
hipótesis sobre qué queremos modificar y de qué forma modificar, analizar
e interpretar los datos y ya a partir de
ahí obtener conclusiones.
La investigación se orientará de
una manera u otra según el tema que estemos tratando. Puede ser que nos
inclinemos a realizar una investigación orientada hacia el enfoque cualitativo,
o, por el contrario, cuantitativo. Son diversas las diferencias entre ambas,
por ejemplo, en la forma de presentarnos los datos (números/ redacción),
concepto del mundo (única realidad/ distintas realidades), objetivo de la
investigación (relaciones entre variables/ punto de vista del participante), y
estas, entre muchas otras diferencias.
Pero no sólo se diferencian entre
ellas, sino que también existen diferencias dentro de estos enfoques. En el
cualitativo, la investigación que se realice puede clasificarse como
interactiva o no interactiva, y si hablamos del cuantitativo, experimental o no
experimental.
Además, las técnicas de investigación que se lleven a cabo, o la
forma en la que se presenten los datos también puede diferenciarse si estamos
hablando de una investigación de tipo cualitativo, o cuantitativo.
Por lo tanto, a la hora de realizar
una investigación educativa, debemos hacerlo para proporcionar una serie de
cambios o modificaciones, teniendo en cuenta el enfoque en el que basarnos, con
el fin de mejorar algún aspecto de la educación, e ir avanzando eficazmente
para preparar el futuro de los alumnos.
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