En
el siglo XX aparece la Escuela Nueva dando un giro al sistema educativo
tradicional, desde la estructura educativa hasta los contenidos impartidos.
Citamos
a varios autores relacionados con esta intervención:
Dewey
apostó por el pragmatismo y activismo, es decir, que sea constructor de su
proceso. Jean Piaget, posteriormente, desarrollo lo cognitivo. Este médico
afirma que el desarrollo se da en
etapas. Más tarde aparece Vygotsky, con el culturalismo, es decir, necesita de
la interacción de un mayor para desarrollar los conocimientos, elaborando poco
a poco un andamiaje, relacionándose a través del lenguaje. Pero sobre todo,
destacamos la intervención de Paulo Freire.
Freire elabora una pedagogía
liberadora, para la cual debe eliminar la deshumanización que es
consecuencia de la opresión. La deshumanización
la sufren tanto los oprimidos como los opresores, siendo el opresor quien
dirige la educación y la transmite como un proceso de memorización mecánica.
Así, los oprimidos se convierten en objetos
pasivos del proceso, y con ello, seres incapaces de transformar su
realidad. Esto hace referencia a la idea de Educación Bancaria, la cual Freire
contrapone con la Educación problematizadora.
Freire
parte de la idea de que el conocimiento
no se transmite sino que se construye, y se construye a través del diálogo, de la interacción. Gracias a
la interacción que se da entre maestro-alumno se niega la educación
unidireccional y ambos se educan entre sí.
Por
lo tanto, el dialogo es la esencia de la
práctica liberadora, puesto que hace al hombre un ser libre, independiente,
mediante la palabra y reflexión sobre esta, llegando así a la praxis, y
creando, pues, un aprendizaje significativo para el alumno.
En
definitiva, la pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora,
consta de dos fases: la primera, desvelarse
del mundo del oprimido y deshumanización, y la segunda, emplear la palabra
para poder transformar la realidad y llegar
al proceso de liberación.
Dicho
proceso se consigue empleando una metodología la cual está determinada por el
contexto de lucha en que se ubica la práctica educativa. Pero sobre todo, se
puede ser más libre alcanzando el proceso de alfabetización, puesto que hace al “Hombre conquistador de su propia palabra y se transforma en un ser capaz de dominar
su expresión y pensamientos”. Por lo que el conocimiento es poder.
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